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Árbol de vida

El fruto del justo es árbol de vida;
Y el que gana almas es sabio.

Proverbios 11:30

Foto del escritor: LibélulaLibélula

El día de hoy mientras cuidaba del jardín me percaté de que en medio de mis flores había una plantita que sobresalía, era una planta silvestre. Intenté arrancarla rápidamente pero sus pequeñas espinas se clavaron en mi mano. Me puse mi guante y al intentar sacarla me quedé sólo con las hojas y una parte de su tronco. Cuando la tuve en mi mano la contemplé y me pregunté si debía buscar la otra parte para retirarla con todo y raíz. Decidí que tenía que sacarla toda pues aunque la pequeña planta fuera apenas notoria ante los demás yo sabría que estaba ahí y que pude haber tomado dos minutos más para cuidar de mis flores. El pasaje de Hebreos 12:15 acudió a mi mente así que me senté a contemplar mi corazón. Me pregunté a mi misma si había algo dentro que no estaba viendo pues recientemente había sentido una profunda tristeza al enterarme de una gran mentira. A veces aunque damos lo mejor de nosotros y amamos con intensidad no somos pagados con la misma moneda. Es entonces cuando algo dentro de nosotros brota y nos lleva a actuar sin tener misericordia. Actuar con bondad, incluso cuando hemos sido heridos, es una virtud y todo un reto. Perdonar al que ha sostenido el cuchillo es difícil y conlleva un esfuerzo que va, en muchas ocasiones, más allá de lo que nos sentimos capaces. No podemos evitar sentirnos tristes, pero si podemos controlar lo que hacemos con el sentimiento.

Hay que mirar hacia arriba y hablar con Dios sin encubrirle lo que realmente hay en nuestro pecho, pues él ya lo sabe. Acudamos a su regazo y pidámosle que nos de fuerza para enfrentar la situación, sabiduría para obrar sin herir y amor para perdonar. Recuerde que muchas veces hemos fallado ante el Padre, y hemos venido a pedir perdón sin merecerlo. Tome su tiempo, guarde distancia si lo necesita, pida consejo, evalúe la situación y decida como va a obrar para encontrar la paz. La amargura es tan estorbosa que por ella, además de a uno mismo, muchos son contaminados. Triste es la vida de alguien que vive pensando en todos los infortunios que ha sufrido y mucho más triste es la vida de aquel que los comparte sin lograr edificación. Tengamos cuidado al compartir nuestras experiencias, pues al no conocer las luchas del otro podemos llegar a darle un excusa para apartarse de la iglesia. Que lo que enfrentemos nos permita aprender para crecer conforme a la Verdad y nos lleve a contemplar el maravilloso e inigualable amor de Dios.


No se convierta en una mujer de corazón amargo, tome valor y enfrente la batalla, pues si el Señor va a su lado, usted ya la tiene ganada. No dude de que con el paso del tiempo, si obró bien, podrá ver que lo que entonces fue angustia para usted, el Padre lo ha transformado en bendición.

Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados; Hebreos 12:15
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Foto del escritor: LibélulaLibélula

En nuestro caminar por la vida teniendo temor de Dios conocemos que la oración es nuestra delicia tanto en la tribulación como en la alegría. Cuando aspiramos a andar por la vereda correcta ante los ojos de Dios decidimos poner a sus pies los deseos y temores de nuestro corazón. Derramamos nuestra alma ante aquel que nos conoce y nos ama de manera que perdona nuestras iniquidades y renueva sus misericordias cada mañana. La oración no es solo para pedir, también es para agradecer y alabar al Todopoderoso.

Tome el siguiente consejo para organizar su oración y recordar tomar un tiempo especial para adorar y reconocer a Dios. Lea Mateo 6:9 y note que el Señor Jesús inicia su oración alabando a su Padre.

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

ACAS es un acróstico de:


  • Adoración/Agradecimiento

  • Confesión

  • Arrepentimiento

  • Súplica




Tome un tiempo y lugar especial para la oración y no ponga un cronómetro para sus palabras. Que su oración sea una plática sincera con el Padre. Háblele de sus luchas, de sus miedos, de sus alegrías, de sus anhelos. No olvide traer a la memoria y a su boca la bendición con la que ha sido cubierta, recuerde por donde ha caminado y a donde le gustaría llegar.

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Foto del escritor: LibélulaLibélula

Actualizado: 9 abr 2019

Descubre y pon en práctica cinco cualidades que glorifican a Dios y te acercan más al Maestro.




Como cristianos conocemos que el amor conlleva sacrificio. El sacrificio supone renunciar a lo que éramos en el pasado para ser renovados completamente y comenzar nuestra nueva vida. Dejar atrás y soltar siempre es difícil, mas no imposible. Es un proceso que toma tiempo y determinación.


Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante. Fil. 3:13

Pero no hay que olvidar que el Señor Jesús trazó camino y marcó un ejemplo grandioso de por donde hemos de caminar.


Jesús, un hombre de oración.


Incluso antes de ser entregado, el Señor Jesús acudió al monte a orar. ¿Puede imaginar el pesar que el sentía en su corazón? y, ¿cuál fue su primera respuesta ante lo que el sentía? la oración. Hablar con nuestro Padre es muy importante y esencial en nuestra vida, y sin embargo, es lo que rara vez hacemos durante el día. A Dios no sólo se acude en el momento de tribulación, también se le busca en el momento de bendición. Se le busca para agradecerle por su infinita misericordia que es renovada cada mañana. ¿Es usted merecedor del favor de Dios? NO. He aquí un motivo por el cual rendirse ante El y mostrar agradecimiento. El Padre siempre esta dispuesto a escucharnos.

Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Mt. 6:9

Jesús, un hombre de servicio.


La gran muestra de servicio de Jesús quizá sea cuando lavó los piés de sus discipulos. ¿Cómo Jesús pudo realizar aquella tarea? Incluso el se arrodilló y tomó forma de siervo. Al mostrar nuestra actitud de servicio debemos hacerlo con el corazón. ¿Cómo puede usted servir a otros? Acomídase a la limpieza del lugar de reunión, cuide a los enfermos, ponga aparte algo especial para repartir al necesitado, ayude con las necesidades de las viudas, busque compartir la bendición de Dios. Busque dar lo que tenga, y si no tiene, done su tiempo. Muchas veces la obra es más apreciada que la donación económica que usted pueda ofrecer.


Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Jn. 13:14

Jesús, un hombre manso.


Según el diccionario Mansedumbre es la virtud que modera la ira y sus efectos desordenados. Mantener una actitud de tranquilidad en medio de las cosas que nos generan enojo y frustración no es algo fácil. Mantener la nobleza ante las pruebas que enfrentamos, especialmente cuando somos heridos, es algo que requiere práctica y el constante recuerdo de que no debemos vengarnos con nuestra propia mano. Nosotros no respondemos con maldición, aún cuando somos atacados. Dejemos lugar al que juzga justamente. Cuide sus palabras y sus acciones ante todo, piense antes de decir algo que pueda herir irreparablemente a alguien mas. Recuerde a Jesús y cuanto le buscaron para hacerle caer, sin embargo, El siempre respondió con paz y sabiduría.


Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; Mt. 11:29

Jesús, un hombre humilde.


No importa cuantos atributos poseamos, no se igualarán a los del Señor Jesús. Y con eso en mente usted decida como debe actuar cada día. Considerémos siempre a los demás como superiores a nosotros mismos. Recordemos que lo que somos y poseemos es gracias a Dios. Y el sentir agradecimiento, también reconozcamos que recibimos solamente por gracia, no somos merecedores de algo. El Rey nació en un pesebre, en una ciudad pequeña, entró a Jerusalén en un burrito. Imagine usted al Señor y piense si usted merece más que lo que es o lo que posee. Muéstrese como siervo y humíllese primeramente ante Dios.



Jesús, un hombre santo.


Aún rodeados de un mundo obscuro y malo está en nosotros vivir una vida santa. Apartarse del mal es una decisión propia. Nosotros decidimos participar del pecado o no. Conservarnos puros delante de Dios conlleva determinación y un constante fortalecimiento en nuestro espíritu por la Palabra. Jesucristo no tuvo mancha alguna y oró por nuestra santidad. Buscar el perdón y la purificación mediante el sacrificio de nuestro Señor Jesús debe ser esencial en nuestro caminar con Cristo. Cuidemos lo que vemos, lo que hacemos, lo que oímos, lo que hablamos y lo que pensamos.

Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. 2 Co. 1:1

Acerquémos al Señor, reconozcámosle y sigamos sus pasos. Ora y pide a Dios que fortalezca tu vida y te permita cada día ser un poco más como Cristo.

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